DEFINICIÓN
La semiología es la ciencia que estudia la vida de los
signos en el seno de la vida social. Así definió Ferdinand de Saussure a la
semiología. Èl la vislumbraba como la ciencia que iba a estudiar en qué
consistían los signos y cuáles eran las leyes que los gobernaban.
Roman Jakobson, define seis funciones lingüísticas, y su
análisis es válido para todos los modos de comunicación. Por otra parte, el
problema de las funciones está vinculado al del medio de comunicación, vehículo
del mensaje o, adaptando una terminología de moda en la actualidad, medios.
LA FUNCIÓN REFERENCIAL
La función referencial es la base de toda comunicación.
Define las relaciones entre el mensaje y el objeto al que hace referencia. Su
problema fundamental reside en formular, a propósito del referente, una
información verdadera, es decir objetiva, observable y verificable. Es el
objeto de la lógica y de las diversas ciencias que son códigos cuya función
esencial consiste en evitar toda confusión entre el signo y la cosa, entre el
mensaje y la realidad codificada.
LA FUNCIÓN EMOTIVA
La función emotiva define las relaciones entre el mensaje y
el emisor. Cuando nosotros comunicamos, por medio del habla o de cualquier otro
modo de significación, emitimos ideas relativas a la naturaleza del referente
(o sea la función referencial), pero también podemos expresar nuestra actitud
con respecto a ese objeto: bueno o malo, bello o feo, deseable o detestable,respetable
o ridículo. Pero no debemos confundir la manifestación espontánea de las
emociones, del carácter, del origen social, etc., que sólo son indicios
naturales, con la utilización que se puede hacer de ello con el objeto de
comunicar.
LA FUNCIÓN CONNOTATIVA O CONMITATIVA
La función connotativa o conmitativa define las relaciones
entre el mensaje y el receptor, pues toda comunicación tiene por objeto obtener
una reacción de este último. La conminación puede dirigirse ya sea a la
inteligencia o a la afectividad del receptor, y encontramos, en este nivel, la
misma distinción objetivo-subjetivo, cognoscitivo-afectivo que opone a la
función referencial con la función emotiva. Del primer caso derivan todos los
códigos de señalización, los programas operativos (trabajo, táctica militar,etc.)
que tienen por objeto organizar la acción en común. Del segundo caso provienen
los códigos sociales y estéticos que tienen como objetivo movilizar la
participación del receptor. Esta función ha adquirido una gran importancia con
la publicidad, en la cual el contenido referencial del mensaje desaparece
antelos signos que apuntan a una motivación del destinatario, ya sea
condicionándolo por repetición o desencadenando reacciones afectivas
subconscientes.
LA FUNCIÓN POÉTICA O ESTÉTICA
La función poética o estética es definida por Roman Jakobson
como la relación del mensaje consigo mismo. Es la función estética por
excelencia: en las artes, el referente es el mensaje que deja de ser el
instrumento de la comunicación para convertirme en su objeto. Las artes y las
literaturas crean mensajes-objetos que, en tanto que objetos y más allá de los
signos inmediatos que los sustentan, son portadores de su propia significación
y pertenecen a una semiología particular: estilización, hipóstasis del
significante, simbolización, etc.
LA FUNCIÓN FÁTICA
La función fática tiene por objeto, afirmar, mantener o
detener la comunicación. Jakobson distingue con ese nombre a los signos “que
sirven esencialmente para establecer, prolongar o interrumpir la comunicación”,
para verificar si el circuito funciona (Hola, ¿me escucha usted?), para atraer
la atención del interlocutor o asegurarse de que no decaiga (¿Me está
escuchando? o, en estilo shakespeareano: Présteme usted oído, y en el otro
extremo del hilo: mm, mm).
Esta acentuación del contacto (la función fática, en
términos de Malinowsky) puede dar lugar a un profuso intercambio de formas
ritualizadas, es decir a diálogos enteros cuyo único objeto es prolongar la
conversación”. La función fática desempeña un papel muy importante, en todos
los modos de comunión: ritos, solemnidades, ceremonias, discursos, arengas,
conversaciones familiares, amorosas, donde el contacto de la comunicación
tiene menos importancia que el hecho de la presencia y de la
reafirmación de adhesión al grupo.
Se repiten las mismas palabras, los mismos gestos, se
cuentan las mismas historias, lo que torna una comunicación absurda,
insoportable para la persona extraña pero eufórica para el sujeto que
“participa”, para el que “se siente aludido” y se vuelve penosa desde el
momento en que ese sujeto se aparta de ella. El referente del mensaje fático es
la propia comunicación, así como el referente del mensaje poético es el propio
mensaje y el del mensaje emotivo, el emisor.
LA FUNCIÓN METALINGÜÍSTICA
La función metalingüística tiene por objeto definir el
sentido de los signos que corren el riesgo de no ser comprendidos por el
receptor. Por ejemplo, ponemos una palabra entre comillas y precisamos:
“semiología en el sentido médico del término”. De ese modo la función
metalingüística remite el signo al código del cual extrae su significación.
Desempeña un papel considerable en todas las artes: la “escritura” es una señal
del código. La palabra “democracia” remite a sentidos diferentes según el
código. Del mismo modo un retrato puede ser objeto de diversas interpretaciones
según el estilo: romántico, realista, surrealista, cubista, etc.
De la función metalingüística procede también la elección
del vehículo, del medio. El marco de un cuadro, la tapa de un libro, señalan la
naturaleza del código. Con frecuencia, el título de una obra de arte remite
mucho más al código adoptado que al contenido del mensaje. Una pala de carbón
en la entrada de una exposición o de un museo adquiere, por ese hecho, una
significación estética, y el referente del mensaje es, en este caso, el propio
código.
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